Peregrinos del Absoluto - Templarios de Dios

jueves, 14 de enero de 2010

CORAJE LAiCO..!!!

El deber de organizarse para evitar más protestantes


Haciendo memoria, el 8 de diciembre del 2005 se cumplió el cuadragésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II. Pero, ¿cuál fue el motivo principal que lo originó? El Concilio pasó por una primera fase, en la que la misma ambición de temas a tratar era prácticamente imposible de reducirlos a una unidad, sin embargo, poco a poco fue necesario abandonar ciertos temas y se buscó una unidad temática que guiara las reflexiones de este Concilio. Este intento por delimitar la intención del Concilio fue presidido por el Cardenal Suenens, quien afirma en 1962 que el principal propósito del Concilio debería ser mostrar a la Iglesia como luz de las naciones: Ecclesia lumen gentium¸ así, la Constitución sobre la Iglesia es el núcleo central de la obra del Concilio. Pero, ¿qué tiene que ver esto con nuestro tema sobre los seglares y laicos? Resulta que la afirmación central de la Lumen Gentium, es el laicado como centro de la vida cristiana y, por tanto, eclesial. Vayamos por partes.


El Concilio Vaticano II marca una nueva etapa en la visión de la Iglesia y en la teología del laicado. Los laicos son revalorados como sujetos centrales de la acción de la Iglesia en la sociedad y sujetos activos de la vida interna de la comunidad eclesial. En toda la historia de la Iglesia, no hubo concilio que hablara tanto y tan positivamente de los laicos. En principio, el Vaticano II buscó superar la orientación negativa (un laico es el que no es sacerdote ni religioso) y definir de forma positiva al laicado. La opción del concilio fue doble: por un lado, se antepuso un capítulo sobre el Pueblo de Dios y después un capítulo sobre la jerarquía en la Iglesia: lo laico precede a cualquier división de funciones ministeriales. Esta forma de elaborar estos escritos tiene sentido, el “Pueblo de Dios” somos todos los bautizados y por ende, todos, “sin importar si posteriormente formamos o no parte de la jerarquía” somos parte activa y esencial de la forma en como se constituye la Iglesia. Con esto se ponen las bases de una eclesiología de comunión, en la que todos somos participantes y todos responsables. La Iglesia es una comunidad de personas convocadas por Dios y que forman un pueblo: la Iglesia somos todos. Aqui les pongo la pagina principal de nuestra conferencia episcopal, un buen ejemplo de lo que significa el servicio sacerdotal: http://www.cev.org.ve/


Ahora bien, los laicos somos laicos en tanto que somos consagrados por el bautismo como “Pueblo de Dios”, es decir, somos incorporados por el bautismo a la vocación que, desde el Nuevo Testamento, es la esencia de todo aquel que se diga “seguidor de Cristo”: estar en el mundo e ir a todas la gente a predicar el Reino, vivir en el mundo, inmersos en las realidades temporales, pero entregados y consagrados a Dios desde ese mundo, a la manera de Jesús. De aquí que la “secularidad” (la “mundanidad”) sea la característica peculiar de los laicos, por medio de la cual el laico es definido positivamente (y ya no negativamente como en otras épocas) por su tarea de transformación y evangelización del mundo. Así, la vocación laical es el prototipo y la referencia de toda la vida cristiana, incluso el sacerdote y el religioso tiene que definirse respecto del laico. Así, desde una perspectiva teologal, lo que diferencia al laico del sacerdote o religioso no es algo que él no tiene, sino algo que deriva de la condición bautismal y que le convierte centro de toda visión de Iglesia.

Los sujetos por excelencia del sentido de la fe son los laicos “Oigan de buen grado a los laicos…” (PO, 9) pues en la medida en que son escuchados, aumenta la pluralidad interpretativa, en tanto multiformidad de carismas, y, con ello, la riqueza de percepción frente a los signos de los tiempos. De aquí que, siendo ellos sujetos de sentido en la fe, se promueva su libertad y campo de acción, así como la empresa de obras por su cuenta. Es decir, los laicos entendidos como “sujetos”, en su paso en el reconocimiento público de la Iglesia, son capaces de dar sentido a la vivencia de fe. Y si los laicos son los sujetos de sentido, se entiende no sólo como opcional, sino como necesaria la educación, la cultura, las ciencias, las artes producidas por los laicos, así como la necesaria y esencial formación de ellos como tarea central de la vida de la Iglesia, principalmente atendiendo a niños, inclinándose a adolescentes y jóvenes ( AA, 30): Aquí les pongo un ejemplo de lo que significa hoy ser laico compormetido: http://www.manantialdevida33.com/



Sacerdotes y Laicos
Dos lados de una misma moneda


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