Un signo divino de realidades ocultas
La belleza exterior y visible no llegaba a ser como la del interior. Colgaduras de lino, tapicerías con pieles de cabra, adornos con pieles teñidas en rojo decoraban abundantemente el exterior. Las piedras y contornos de las cortinas se convierten en palabras de amor; términos que dan a entender la unión con el objeto deseado, indicación de la belleza y evocación de las partes del cuerpo, visibles y ocultas, bajo el atuendo. Por dentro, del todo parecido a un candelero muy luminoso, a un cofre lleno de misterios. El altar de la misericordia, todo de oro. La belleza del cortinaje armoniosamente tejido con los bellos colores de virtudes. Las columnas firmes del razonamiento, las basas inmutables de los dogmas. El espíritu. Las piscinas de las almas y todo lo que se refiere a la organización celeste de los incorpóreos. Lo que la ley prescribe de manera enigmática. Podemos hallar todo esto en la significación oculta tras las palabras.
No necesitamos más que hacernos dignos, por nuestro empeño, de penetrar en el "santo de los santos". En la piscina de la palabra lavamos la mugre de pensamientos vergonzosos para que si, contra lo que manda la ley, hemos tocado un pensamiento muerto, o nos hemos apegado a algún pensamiento impuro, nunca nos privemos de los milagros que se hallan dentro de la tienda. No podriamos entonces contemplarla, porque la ley espiritual prohíbe la entrada a los que han tocado a una persona muerta, repugnante, que luego no ha lavado el manto de su conciencia como manda Moisés.
San gregorio de Nisa
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