"Tomó pan, dando gracias, lo partió ylo dio a sus discípulos, diciendo: Leen todos los alumnos: "TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,PORQUE ESTO ES MI CUERPO,QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS."
Acabada la cena tomó el vino y dando graciasde nuevo,lo pasó a sus discípulos, diciendo:Leen todos los alumnos:"TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROSY POR TODOS LOS HOMBRES PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.HACED ESTO EN RECUERDO MÍO."
"...en todo el mundo se ofrece a mi Nombre tanto el humo del incienso como una ofrenda pura... "-- Profecía de Malaquías
Al recibir la Eucaristía, nos adherimos intimamente con Cristo Jesús, quien nos transmite su gracia.
La comunión nos separa del pecado, es este el gran misterio de la redención, pues su Cuerpo y su Sangre son derramados por el perdón de los pecados.
La Eucaristía fortalece la caridad, que en la vida cotidiana tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados veniales.
La Eucaristía nos preserva de futuros pecados mortales, pues cuanto más participamos en la vida de Cristo y más progresamos en su amistad, tanto más difícil se nos hará romper nuestro vínculo de amor con Él.
La Eucaristía es el Sacramento de la unidad, pues quienes reciben el Cuerpo de Cristo se unen entre sí en un solo cuerpo: La Iglesia. La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo.
La Eucaristía nos compromete a favor de los pobres; pues el recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo que son la Caridad misma nos hace caritativos.
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